BRUXISMO

En la sociedad actual, el estrés es un factor común en muchas personas. Aunque pensemos que es un factor que solo nos afecta psicológicamente, también puede tener importantes consecuencias en nuestra salud física. 

Una de estas consecuencias puede ser el bruxismo, que consiste en un rechinar de dientes exagerado y continuado en el tiempo, que puede desgastar los mismos y provocarnos dolores mandibulares y cefaleas, entre otros problemas.

Por suerte, actualmente existen tratamientos de gran calidad para contrarrestar el bruxismo. En la clínica Park Castellar somos especialistas en este tipo de intervenciones, que nos garantizarán poder hacer vida normal sin esta dolencia, siempre con los mejores resultados.

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¿En qué consiste el bruxismo?

Como ya hemos comentado, el bruxismo consiste en un rechinar involuntario de los dientes, que se produce cuando ejercemos un exceso de presión en nuestra mandíbula. Aunque el bruxismo se suele dar más durante las horas nocturnas o de sueño, lo cierto es que también tiene mucha presencia durante la actividad diaria, especialmente en momentos de tensión. 

Dependiendo de su gravedad, el bruxismo puede no requerir tratamiento, ya que puede tratarse de un estado puntual de estrés transitorio y resolverse tan fácilmente como apareció. Sin embargo, el bruxismo crónico es más común de lo que se piensa, y en la mayoría de ocasiones requiere un tratamiento concreto

El bruxismo continuado puede conducir a otras dolencias como insomnio, dolores de cabeza agudos y trastornos temporomandibulares. Para cada uno de estos problemas podremos aplicar tratamientos específicos, pero siempre será mejor idea tratar de solucionar el bruxismo de una vez.

¿Qué síntomas presenta el bruxismo?

Los síntomas más comunes son:

· Aumento de la sensibilidad dental: el cual notamos especialmente cuando comemos o bebemos alimentos fríos. Este dolor dental puede llegar a ser muy molesto para nuestro día a día. 

· Rechinar de dientes: esto puede resultar molesto si dormimos con otra persona, ya que se producen ruidos fuertes y constantes. A la larga este rechinar puede estropear nuestros dientes.

· Con un bruxismo crónico, los dientes pueden llegar a aplanarse, fracturarse o incluso astillarse y llegar a caerse fruto del desgaste. También puede afectar enormemente a nuestro esmalte dental, haciendo que se dañe su estructura interna. 

· En general, el bruxismo produce un dolor intenso en la zona mandibular. Los músculos de la mandíbula estarán constantemente cansados y esto dificultará tareas tan habituales como comer o hablar, para las que sentiremos molestias con frecuencia. 

· Los dolores de cabeza y de oído también son comunes cuando tenemos bruxismo continuado. Descansamos mal y esto produce a la larga este tipo de cefaleas.

¿Por qué es importante tratar el bruxismo?

A largo plazo, el bruxismo puede ocasionarnos una serie de dolencias graves más allá de los síntomas previos. Es importante aplicar el tratamiento correcto para prevenirlas, ya que pueden afectar seriamente a nuestro día a día e impedirnos hacer vida normal.

Recesión de encías

Este es uno de los principales problemas causados por el bruxismo y puede derivar en la pérdida del diente. El exceso de presión causa un daño en el tejido blando de la encía o incluso un astillado que va desde el final del diente hasta la raíz. 

Además de poder perder el diente en un caso de bruxismo avanzado, la recesión de las encías deja al descubierto zonas de los dientes por donde las bacterias proliferan, pudiendo producir graves infecciones.

Trauma oclusal

Esta dolencia consiste en una sobrecarga progresiva del soporte de nuestras piezas dentales. El desgaste constante del diente hace que se produzcan fracturas graves en nuestra zona mandibular. 

Con el daño que se produce en general tanto a huesos como a ligamentos, podemos acelerar el proceso que conduce a otras patologías como la enfermedad periodontal.

Artritis

En las situaciones más agudas de bruxismo crónico, podemos llegar a sufrir una artritis dolorosa en las articulaciones temporomandibulares (TMJ). La consecuencia de esto a largo plazo es que podemos dejar de abrir la mandíbula con comodidad, con los problemas que esto puede causar en tareas como el habla o la ingesta de alimentos.

Opciones de tratamiento

A pesar de que el bruxismo es una dolencia que no se puede curar de forma definitiva, sí que podemos aplicar tratamientos que reducirán por completo su impacto en nuestros dientes y en nuestra mandíbula. 

Tenemos una opción menos invasiva, como puede ser el uso de un protector bucal, mientras que podemos optar por una solución basada en una inyección de relajante muscular, la cual puede tener mejores resultados a largo plazo.

Protector bucal

En la clínica Park Castellar somos especialistas en productos que protegen la salud de tus dientes. Uno de los métodos más efectivos para tratar el bruxismo es la aplicación de una prótesis o protector bucal. Este suele recibir también el nombre de férula (o férula de descarga) y se ha convertido en un producto muy demandado. 

Con un protector bucal reducimos la intensidad de la mordida, pudiendo usarlo tanto por el día como por la noche, siendo en este último caso especialmente útil. En pocos días notaremos una mejoría grande en la tensión de nuestra mandíbula y en general de la actividad muscular que impulsa la mordida. 

Para aplicar este tratamiento, haremos una radiografía y un molde de tus dientes en la clínica, para que la férula o protector bucal se ajuste perfectamente a los dientes. Luego tendremos que realizar revisiones periódicas para ver cómo afecta a nuestra mordida.

Relajante muscular

Con la inyección de un relajante muscular trabajamos directamente sobre los músculos que propician la mordida. De esta forma hacemos que la presión al apretar se reduzca, sin que sea tan fuerte como para evitar la masticación. 

Cuando inyectamos esta sustancia en el músculo masetero bloqueamos los impulsos nerviosos del área. La mayoría de los pacientes experimentan los beneficios al cabo de 3-4 días de la aplicación y los resultados tienen una duración entre 4 y 6 meses.

Ambos tratamientos pueden llegar a ser igualmente efectivos para evitar que el bruxismo desgaste nuestros dientes y nuestra mandíbula. En la clínica Park Castellar estudiaremos tu caso detenidamente para ofrecerte una solución que se adapte de forma óptima a tus necesidades. 

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